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miércoles, 27 de octubre de 2021

Somnis enamorats

Cada vez que intentaba abrir los ojos, la oscuridad me impedía observarlo.

Cuando la luna salió a surcar los cielos como cada noche, decidí encender los sentimientos y probar a llevarlos por el buen sendero.

Me imaginé dos siluetas tumbadas en la nieve blanca y la velocidad en la cara al bajar por una cascada.

Visualicé dos chispas encerradas dentro de una chimenea abrazadas profundamente hasta altas horas de la madrugada.

Calmé mi preocupación viendo dos reflejos disfrazados en los callejones de penumbra, y dos rayos del sol uniéndose en el mar.

Dibujé en mis sueños dos duendecitos de jardín, juntos, delante de nadie. Pinté dos caracoles marcándose juntos un destino.

Cambié un te quiero por una mirada, una florecilla por una sonrisa y un te amo por una canción.

Encendí todas las luces de una ciudad para que la electricidad de sus rostros se encontraran a mitad del camino.

Conseguí unir dos manos diferentes, acompañadas por el latido rápido de sus corazones.

Desperté y me di cuenta que tampoco es pedir mucho, si no solamente soñar por un momento. Que tampoco es un para siempre si no un aquí y un ahora, y que tampoco es el mundo en contra de ti, si no los dos contra el mundo.

Decidí comprar una caja y guardar ahí mi miedo, abrir una ventana y permitir que el sol junto a la luna cambien mi corazón.

Y, por un momento, espero, guardando los recuerdos antiguos en tarros de miel.

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